¿El calor puede causar más ataques de migraña?
12 June 2025

¿El calor puede causar más ataques de migraña?

Los cambios de temperatura suelen relacionarse con un mayor número de migrañas. Sin embargo, hay otros factores de riesgo de esta enfermedad mucho más relevantes y que se pueden acentuar en verano

Cuando el calor aprieta, de cualquier mal que se sufra le culpamos. Uno de ellos es la migraña, a la que con frecuencia se le relaciona con las altas temperaturas. Sin embargo, ¿es cierto que el verano viene acompañado con un aumento de brotes de esta enfermedad?
“Evidencias robustas no hay. Sí es cierto que ante cambios bruscos de temperatura, se puede sufrir ataques de migrañas, pero al igual que ocurre con otras enfermedades”, explica Roberto Belvís, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El experto alude a un metaanálisis que se hizo hace unos años que recogía alrededor de 80 estudios que habían analizado de forma primaria o secundaria los factores atmosféricos. De ellos, “sólo 11 estaban bien hechos y en ninguno se encontró ninguna asociación de la enfermedad con alguna variable meteorológica”, afirma.  
En concreto, los participantes de estas investigaciones apuntaban en un calendario los días que padecían estos ataques y después los expertos miraban en el observatorio de la zona qué variables atmosféricas se podían asociar asociar esos días. “La que más se acercó, una tendencia estadística aunque no significativa, fue la fuerza del viento en 2 de los 11 estudios”, detalla Belvís. En este sentido, hay una teoría que todavía no se ha podido demostrar y que defiende que a lo mejor no es el viento en sí, sino las partículas de bacterias que este arrastra, capaces de entrar por la nariz y activar el nervio trigémino, que se ubica en el cráneo. Es importante apuntar que la migraña es la consecuencia de la activación o irrigación de las fibras de este nervio.
En cualquier caso, insiste el neurólogo, a pesar de que los pacientes relacionan mucho sus brotes de migraña con la presión atmosférica, se trata de “una infoxicación” porque realmente no se ha encontrado nada. “Se detecta si nos vamos a situaciones extremistas. Por ejemplo, si estamos a 2.000 metros de altitud, sí se puede relacionar, pero a 400 no lo notamos. Lo mismo ocurre con la temperatura, una variación de 4 o 5 grados no supone nada”. Además, indica, “la temperatura es la variable más fácil de analizar” y aún así los expertos no han hallado ninguna asociación.

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